sábado, 26 de diciembre de 2009

Dinero

Dinero, ¡Qué invento!
maldito sea.

Un pobre de alma lo inventó.
Imagína cuán pobre era,
que a nadie podía cambiar
la comida que necesitaba
por alguna pintura, porque no pintaba.
A nadie pudo cambiar
sus poemas por agua, porque tampoco escribía,
ni cantaba por ropa, ni reía por casa.
No podía ofrecer nada a nadie,
sólo mentiras y se inventó la madre.